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5 de octubre de 2015

PEDALES DE OCCITANIA - ETAPA 4 DE 4 - Del Coll de Mentè a Viella

El cansancio acumulado y lo duro de la tercera etapa hizo que nos costase conciliar el sueño. Menos mal que la comodidad de la cama y la magnífica cena hicieron que pudiéramos descansar bastante bien. Amanecía cuando nos despertamos, y de nuevo la eterna sensación de no querer levantarse a dar pedales se apoderaba de mí. Y esta vez con algo más de razón. Mi cuerpo se resistía a la actividad física. Sentía que después de tres días de paliza, con dos etapas seguidas muy duras, mi cuerpo estaba ya saturado.

Aun así me levanté, y con más esfuerzo del habitual me vestí para bajar a desayunar con el único ánimo de que el café despejara mis entendederas. Rubén y yo no hablábamos mucho, y sospecho que a él le pasaba algo parecido a mí. Y es que la fatiga del día anterior pesaba más que una losa.

El desayuno fue muy similar al de Sant Bertrand solo que al pan tostado y la mantequilla se le añadió un poco de queso que yo ni probé. Eso sí, el pan estaba mucho más rico y las raciones eran mucho más generosas. De todas formas, hoy no nos importaba demasiado. Sabíamos que la etapa de hoy, comparada con las que ya llevábamos era poco más que un paseo, pero un paseo que había que pedalear…

Como todas las mañanas después de desayunar, nos dispusimos a cerrar el equipaje por última vez y a vestirnos de romano. La lluvia de ayer aún humedecía las botas, aunque afortunadamente el resto de la ropa estaba totalmente seca gracias por una parte a que en Sant Bertrand tuvimos la precaución de que nos lavaran la ropa, y que el potente radiador de la habitación se encargó de secar los pañuelos de la cabeza, bufs, guantes, etc. Aun así, yo no tenía la sensación de estar totalmente seco.

Refugio de La Soulan
Menos mal que el día ser presentaba hoy mucho más agradable. No es que el cielo estuviera totalmente despejado y luciera un sol abrasador, pero al menos no llovía y las nubes dejaban ver el cielo azul y el sol de vez en cuando se conseguía asomar entre ellas. También fuimos capaces por primera vez en muchas horas de poder contemplar la cima de las cumbres. No es que en estas latitudes sean picos especialmente altos, pero la grandeza de las montañas siempre es más magnífica cuando se puede observar su cima.

De esta manera, y tras recoger las bicis del garaje donde habían pasado la noche y despedirnos del dueño del refugio, nos dispusimos a completar los poco menos de 50 kilómetros que nos separaban de nuestro destino: Viella.

La salida del refugio de La soulan se realiza por la pista que sale por su lateral derecho. Una pista, que para empezar la mañana, nos lleva durante 2 kilómetros a cerca del 8% de media hasta la estación invernal de Le Mourtis. Subiendo, dos kilómetros, al 8 %, recién empezando…esto es ya casi una tortura…¡a ver si acabamos de subir de una vez!.

Subida hacia Le Mourtis

La verdad es que las estaciones de invierno sin nieve siempre me han parecido muy tristes. Una estación de invierno en verano es como un lugar turístico de playa en invierno; dan la sensación de ser lugares abandonados en lo que hace tiempo que no pasa nadie. Los remontes parados, los telesillas quietos, los hoteles y refugios cerrados y vacíos, los quitanieves parados en el mismo sitio desde hace meses…es como si hubiera pasado un vendaval y se hubiera encargado de eliminar todo rastro de vida.


Estación de invierno de Le Mourtis


Subiendo estábamos Rubén y yo por este lugar tan desangelado, cuando nos dimos cuenta de que ya no había más que subir. La pista asfaltada se acabó y la única manera de seguir adelante era bajando por una pradera llena de vacas que, cuesta abajo parecía adentrarse hacia el bosque.

Iniciando el descenso

Al principio dudé (Rubén, no), pero luego me di cuenta de que el sendero era inexistente. Había que tirarse ladera abajo sí o sí, y obviamente así lo hicimos. Cuando la pradera se empezó a adentrar en el bosque, un sendero se abrió en él y para nuestra sorpresa, un par de rampones de esos que ya crees que no va a haber y que te fastidia mogollón subir, aparecen delante de nuestras narices. Las piernas ardían y la fatiga ya no dejaba mucho margen de esfuerzo.


Iniciando el descenso...y alguna que otra rampa maldita

Menos mal que estas rampas, de las que alguna más habría durante el descenso, eran cortas y se pasaban con poca dificultad.

La bajada entre el bosque se inicia por pista forestal. Una pista con charcos, barro, alguna que otra piedra, y en ocasiones alguna pequeña rampa que a mí personalmente me molestaba mucho…y es que si estamos bajando, estamos bajando, ¿no?.

Cuando llevábamos aproximadamente 5 kilómetros, una pendiente hacia abajo se abrió ante nosotros…¡¡qué barbaridad!!, tenía fácilmente un 30 % de desnivel. Menos mal que era cuesta abajo. Lo malo es que al estar el terreno tan embarrado y tan suelto, tuvimos que bajarnos de la bici porque de otra manera era totalmente imposible bajar aquello en esas condiciones.


Bajada a casi un 30%

Tras la rampa todo volvió a la normalidad, y la pista de montaña siguió bajando entre un magnífico y frondoso bosque que olía a las mil maravillas. Incluso llegamos a encontrarnos a varios viejecillos que, monte arriba y con una cesta en la mano, subían a buscar setas. Lo curioso del asunto era la cara de sorpresa con la que nos miramos mutuamente…ellos pensarían ¿qué hacen estos a estas horas por aquí?, y ¡nosotros pensamos exactamente lo mismo!.

Entre el kilómetro 7 y el 11, y antes de llegar a la localidad de Argut-Dessus, el camino cambia radicalmente. Se convierte en una especie de vereda que, aunque ya conocíamos su existencia, no nos dejó de sorprender por varias razones. La primera es que las vistas que hay desde ella hacia el valle de Aran son absolutamente espectaculares, y más en un día soleado como el que os había tocado. El valle, muy estrecho y profundo se abrió de repente, ante nosotros. Montañas llenas de vegetación alumbradas por un sol espectacular y un olor y unos sonidos que sólo la montaña regala.

Llegando al Valle de Arán


Empedrado

Otra de las razones de nuestra sorpresa fue lo curioso del pavimento: piedras de pedernal, de esas muy pulidas y redondeadas que sacan lo mejor de uno mismo. Y es que bajar por ese camino, con una endiablada pendiente y tratar de mantenerte encima de la bici, sin perder el control de la rueda trasera que no hace otra cosa que derrapar, es pura técnica. Menos mal que el sol de la mañana había secado parcialmente las piedras y que se podía bajar prácticamente entero todo el camino. Y digo prácticamente entero, porque a escasos 100 metros de entrar en Argut-Dessus, una pequeña caída de agua empapaba las rocas, y yo, embalado como iba desde varios metros más arriba, vi como las piedras estaban totalmente encharcadas. Afortunadamente puede frenar la bici contra un talud, porque de no haber estado ese talud allí, me hubiera seguido resbalando camino abajo y hubiera acabado en el fondo del valle. Advertí de esa circunstancia a Rubén para que no bajara subido en la bici y tras pasar la parte humedecida, subimos de nuevo en la montura y entramos a las calles del pueblo.


Empedrado

La arquitectura de Argut-Dessus es idéntica al resto de localidades de esta zona. Además, las calles en fuerte rampa también es un común de estos lares. Menos mal que esta vez nos tocaba bajar en vez de subir. Adema´s, Argut Dessus está como dividido en dos partes, una primera en la que las casas están mucho más juntas, como si se tratara de la parte alta del pueblo, y otra, conectada con aquella por una carretera (que nosotros no tocamos ya que el track nos sacaba continuamente por senderos y caminos rurales) donde se sitúa la iglesia y el cementerio y que sirve de magnífico mirador sobre el valle.

Argut-Dessus, parte alta

La salida de Argut-Dessus es preciosa. Un magnífico camino transcurre por la ladera de la montaña sin árboles y colgado sobre el valle en toda su extensión. El río Garona allí abajo nos recuerda que estamos muy cerca de nuestro destino y que la bajada está próxima a acabar.

Argut-Dessus, parte baja

Panorámica del Valle de Arán

Aun así seguimos en claro descenso por pista muy fácil que acaba llevándonos hasta un pequeño bosque que da entrada a una zona residencial. Se trata del pueblo de Fos. Fos es el último pueblo de Francia antes de atravesar la frontera hacia España. De hecho, aún se conserva el puesto fronterizo a las afueras de la localidad, puesto fronterizo en desuso y que atravesamos ya estando a la altura del río.

Terminando el descenso

Volvemos a España

La carretera nacional 232 será nuestra compañera durante bastantes kilómetros. Estamos ya en el kilómetro 18 de nuestra etapa de hoy y a escasos 30 del final y ya hemos vuelto a nuestro país, hemos abandonado los “bonjour” y retomamos los “buenos días”, o “bon dia”.
Desde Fos no queda más remedio que pedalear por carretera. Y es que muy probable que no haya ni un solo camino en lo angosto del valle. Pedalearemos por carretera unos 10 kilómetros atravesando el primero de los pueblos españoles del valle de Arán, Les. No sé por qué había imaginado que no eran tantos kilómetros los que había que pedalear por carretera nacional. Pensé que la ruta nos llevaría por caminos entrando y saliendo de la carretera, pero visto como es el calle en estas latitudes, es materialmente imposible que haya caminos en una u otra ladera de la montaña y cerca del río. Así pues, más de una vez intentamos ver si estábamos equivocándonos, e incluso una de esas veces salimos de la carretera en un punto donde no deberíamos haberlo hecho y tuvimos que desandar lo andado y volver hasta la carretera de nuevo.

Carretera por el Valle de Arán a la salida de Fos

Yo, como sabéis, iba todo el rato realmente acojonado, y es que para mí, pedalear en esas condiciones en las que te pasan coches y camiones a más de 80 km/h a menos de dos metros, me estresa muchísimo. Quien pagó el pato fue Rubén, que se chupó todo el tiempo por carreta delante de mí para que yo fuese resguardado.

La carretera no es ni mucho menos llana. El desnivel es poco, si, no más de un 3%, pero kilómetro tras kilómetro las piernas se van cargando, y el deseo por llegar se estaba haciendo cada vez más acuciante.

Justo antes de Bossost, en el kilómetro 27 de la etapa, abandonamos la carretera nacional por la derecha para pedalear, ya más tranquilos por una pista que nos llevará al puente donde hace justo cuatro días, y bajo un aguacero de cuidado, nos introdujimos en el pueblo camino de comernos un bocata para reponer calor y fuerzas rumbo al Portillón.

Cruzando Bossost

Salida de Bossost

En un principio nuestra intención era parar en Bossost a tomar algo, pero a decir verdad, la buena hora que llevábamos y las ganas de llegar a Viella hicieron que atravesáramos Bossost como si nada, dejándolo atrás sin pena ni gloria. Eso sí, hoy ya, con el día despejado, pudimos ver desde abajo la altura desde la que tuvimos que bajar hacia el pueblo, y, en la otra ladera, la altura que tuvimos que subir para alcanzar el coll de Portillón. La verdad es que uno se siente bastante orgulloso de pasar por allí un tiempo después y saber que esa muesca ya esta hecha.

Desde Bossost y durante unos escasos 3 kilómetros pedaleamos primero por pista y luego por asfalto, en continua subida, para desembocar de nuevo en la carreta nacional. Es como si el final de la Pedales quisiera darnos un respiro y rodar bastante tiempo por asfalto.

Menos mal que esta vez sólo estuvimos apenas un kilómetro por la nacional, ya que, enseguida, tomamos un desvío a la derecha hacia una pista de tierra que corría paralela al río. En esta etapa ya no son los bosques tan frondosos ni tan cerrados, pero el rumor del agua sigue siendo el mismo. Me encanta cuando el ruido del agua me acompaña en bici. Tienes una sensación de frescor y de sentirte en naturaleza que me encanta.

La pista que tomamos parece ser que es el “cami renau” y supuestamente no lo abandonaríamos ya hasta Aubert, pueblo que también atravesamos el primer día después de la primera bajada por sendero.

La pista, de repente, se empina como un demonio, y durante unos escasos 100 metros sube endiabladamente hasta lo alto del pueblo de Es Bordes. ¡Madre mía que dolor de piernas al subir aquello!. Tanto dolor nos causó esa maldita rampa y tan hartos estábamos ya de de sube-bajas y cuestones (sobre todo yo), que decidimos hacer el resto de la etapa por carretera.

Llegando a Es Bordes

Es Bordes
Estábamos a escasos 12 km de Viella y sabíamos que tomar el Cami Renau iba a ser bastante penoso, sobre todo en las proximidades de Viella, ya que habíamos leído que a la entrada de Viella había una rampa “innecesaria” que hacía mucha pupa a todo el mundo. Por eso y porque tomar el Cami Renau nos podía hacer llegar bastante tarde a la sede de Pedales del Mundo, decidimos de mutuo acuerdo que la Pedales de Occitania no era el Cami Renau y que nuestras piernas y nuestro cuerpo en general ya llevaba suficiente castigo y suficientes metros de acumulado como para tener que terminar penando.

Y no es que la carretera no nos machacara. Para colofón, el pobre Rubén se comió más de 10 kilómetros con la carretera en subida y con un desagradable viento en contra que nos hacía ir midiendo nuestras escasas fuerzas. Pactamos una velocidad máxima de 15 km/h y una parada cada dos kilómetros para recuperar. Y así lo hicimos.

Entrando a Viella
Atravesamos, finalmente, el pueblo de Aubert justo por el cruce de la primera jornada. Seguimos por carretera adivinando ya la entrada a Viella y haciéndonos la foto en la gran bici que hay como tributo a los ciclistas de estos lugares, a la entrada de la localidad. E incluso paramos en una gasolinera a limpiar las bicis del barro acumulado durante las bajadas del día.
Y así, con las fuerzas ya muy justas, cansados, y con las bicis impolutas, atravesamos las calles de Viella y como si el tiempo se hubiese detenido, llegamos por fin a la puerta de la sede de Pedales del Mundo.

La verdad es que yo, que soy un poco sentimentaloide para estas cosas, me emocioné. Y es que no puedo evitar pensar en la cantidad de esfuerzo que hemos invertido para llegar aquí.

Los recuerdos de estos cuatro días se agolpan de nuevo justo al atravesar la puerta de la tienda y no puedes evitar sentir que por dentro se abre camino el grito de ¡¡¡HEMOS ACABADO AL PEDALS DE OCCITANIA!!!!.

Cruzando el Garona hacia la sede de Pedales del Mundo

¡¡ A C A B A M O S !!
Para mí fue un momento muy especial. Hacía casi justo un año estábamos Rubén y yo en el mismo lugar recién terminada la Pedales de Foc y prometiéndonos que si todo iba bien este año haríamos la Pedales de Occitania. Y así ha sido. Ha sido un año muy duro en lo personal. He tenido que superar lo que pensaba que era casi insuperable. Cuatro meses en silla de ruedas después de un accidente poco después de acabar Pedales de Foc y seis meses preparando más o menos intensamente este momento superando fatigas, dolores y pajarones.

Ha sido un año inigualable, lleno de retos y de aventuras. Un año que difícilmente superaré pero que procuraré igualar.

Además, quiero agradecerle todo y con todo mi corazón a Rubén. Ese gran compañero de aventura que ha sabido estar cuando ha tenido que estar y que gracias a sus ánimos y su tesón he podido completar muchos de los retos que nos habíamos propuesto.

Un amigo que con su magnífico humor me ha alegrado muchos momentos penosos. Un compañero que valora como yo las maravillas que hemos podido contemplar. Nuestros ojos ven de la misma forma el mismo espectáculo y ambos coincidimos en nuestra forma de entender este deporte-afición.

Muchas gracias Rubén. No me quedan palabras.

Bueno sí…¿habrá otra ruta de Pedales para el año que viene?....

Resumen en datos de la Pedales de Occitania:

Primera etapa: Viella – Bagneres de Luchon: 55 kilómetros, 1.600 d+, 2.000 d-, 7 horas, 14 min.

Segunda etapa: Bagneras de Luchon – Sant Bertrand de Cominges: 60 kilómetros, 1.900 d+, 2.000 d-, 9 horas, 26 minutos.

Tercera etapa: Sant Bertrand de Cominges – Coll de Mentè: 67 kilómetros, 2.200 d+, 1.500 d-, 10 horas, 40 minutos.

Cuarta etapa: Coll de Mentè – Viella: 45 kilómetros, 800 d+, 1.400 d-, 4 horas 30 minutos.


TOTAL DE LA PRUEBA: 227 kilómetros, 6.500 metros de desnivel positivo, 31 horas, 50 minutos.


Track de la cuarta etapa

Perfil y datos de la cuarta etapa

Las crónicas de las demás etapas las puedes encontrar aquí:





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